«Inmigrante» o «Expatriado»: ¿Quién es qué?

Leía anoche un artículo en The Guardian titulado «¿Por qué los blancos son «expatriados» cuando el resto de nosotros somos «inmigrantes»? y solo me dieron ganas de también decir algo sobre este tema, porque lo he experimentado en primera persona y es cierto: no toda la gente que se va a otro país a vivir es etiquetada de la misma manera. ¿Cuál es la diferencia?

No toda la gente que se va a vivir a otro país es llamada de la misma manera. Unos son considerados «inmigrantes» y otros «expatriados» / Foto: Francesca Palazzi (Flickr) CC

La diferencia es simple y, según mi experiencia, está basada en la regla del «porque yo lo valgo», que en la práctica consiste en que si alguien tercermundista viene a mi país primermundista a buscarse la vida (o lo que sea), lo llamamos «inmigrante»; pero cuando por esas cosas de la vida soy yo, ciudadano primermundista, que me he tenido o querido marchar a otro país a buscarme la vida (o lo que sea), entonces me consideraré un «expatriado», que suena más bonito e importante. O «expat», que queda aún más cool.

Si no lo creen, solo miren las noticias, o googleen por separado la palabra «inmigrantes» y la palabra «expatriados» para ver imágenes de quién obtienen con cada búsqueda.

El artículo ha originado hasta estas alturas más de 1000 comentarios. Leí algunos, muchos, y pude llegar a la conclusión de que este es un problema que solo lo habíamos notado los que pertenecemos al grupo al que nos toca por defecto la etiqueta de «inmigrante». La mayoría de los del otro grupo o no lo habían visto, o consideran que es una simple exageración.

Felizmente hay una minoría en este otro grupo (¡¿qué haríamos sin las minorías?!) que sí hace rato también se habían dado cuenta de esta diferencia en el trato. Una de ellas, por ejemplo, es mi amiga Andrea, una austriaca radicada en Barcelona desde hace 10 años. Ella quería que la contasen en las estadísticas de «inmigrantes en España», que de tanto en tanto salen en las noticias. Claro que a día de hoy eso nunca ocurrió. Pero lo que sí pasó fue que entonces yo decidí que me quería cambiar de etiqueta y me autoproclamaría «expatriada», por la sencilla razón de que yo también lo valgo y porque me gusta mucho dar por la contra.  😉